sábado

Echándote de más.

No me ayuda nada, que me nombres en conversaciones cuando no estoy delante pero si cerca, porque finjo que no lo he oído pero tu sabes que lo hago, y porque con quién tu hablas es con quién yo más hablo, como si te quisieras asegurar que ni una sola parte del mensaje se pierde.

El otro día conté nuestra pequeña historia a alguien que no sabe mucho de mi, curiosamente saliste tu peor parado, intenté defenderte, lo juro, pero quedaste como el malo y ahora no sé qué pensar, no se si adorné la realidad para se pusieran de mi lado, o si conté la verdad más objetiva que fui capaz, y en realidad fue culpa tuya y no mía.

Puede que sea tuya, y entonces la cosa se pone peor, porque me deja a mí de crédula y a ti de cabrón, y no me gusta nada que esa palabra vaya unida a tí, así que seguiré defendiéndote, porque soy imbécil, y esa palabra si va unida a mi nombre, de hecho, está cosida.

Y no paro de acordarme de ti, me fastidia no poder hacerlo más, no es que no me dieras más tiempo para recordar, ¡es que no me diste más tiempo que recordar!

-Porque somos amigos no?-repetías la última vez que hablamos, para quién querías que quedara claro, para ti o para mi?porque para mi no quedó nada claro.

2 comentarios: